Nutrició i salut
¡Bebamos leche!
2 de Febrero 2022
Sin duda relacionamos el consumo de leche con los más pequeños de la casa. La leche materna es fundamental para el bebé según la Asociación Española de Pediatría (AEP) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), en los primeros 6 meses de vida.
A partir de esa edad se introducen alimentos sólidos adecuados mientras se mantiene la ingesta de leche, aconsejando hasta el primer año no iniciarse en el consumo de leche de vaca.
De la importancia de una buena alimentación completa, variada y equilibrada en la familia del pequeño, dependerá la necesidad de completar la dieta hasta los tres años con “leches adaptadas” (similares a la leche materna con menos proteínas, más ácidos grasos esenciales omega 3 DHA, hierro, calcio y vitaminas A, C y D).
El Homo Sapiens se adaptó genéticamente (zona europea) a la ingesta de leche gracias a la enzima, lactasa, que metaboliza la lactosa de la leche; resultado de un conjunto de factores fisiológicos, genéticos, demográficos, migratorios y de contacto con otras culturas. La adaptación logró la ventaja genética, una mejora del crecimiento y de las defensas contra enfermedades que concluyeron en un incremento de las expectativas de vida.
En el año 1958 las normativas de producción, higienización y comercialización de la leche se asocian con una menor prevalencia de enfermedades infecciosas y una mejora del estado nutricional de la población al aumentar su consumo.
Diversas investigaciones demuestran la importancia del calcio y de la vitamina D de la leche y sus derivados fundamentales en todas las etapas de la vida: (principalmente) niños, adultos mayores y mujeres postmenopáusicas. De este modo, una disminución de estos micronutrientes puede alterar nuestra buena salud y nos expone a ser más vulnerables.
En las últimas décadas, se ha incrementado la sustitución de la leche de procedencia animal por la ingesta de bebidas vegetales que no disponen de la misma composición nutricional ni la misma biodisponibilidad, aunque estén enriquecidas.
El consumo de la leche ha disminuido a la vez que se le han atribuido propiedades nocivas para la salud, no demostradas con el rigor de la ciencia. Se le ha considerado como un alimento rico en grasa y relacionado con las patologías de sobrepeso, obesidad y problemas cardiovasculares cuando en realidad los ácidos grasos presentes en la leche no son perjudiciales.
La existencia de consumidores que por “moda alimentaria” o por un autodiagnóstico de intolerancias y alergias ha eliminado la leche y sus derivados de la dieta diaria es cada vez más alta. Pocos alimentos ofrecen tantos nutrientes esenciales en tan solo un vaso y la consecuencia directa ha sido una disminución del consumo de calcio y vitamina D por debajo de las ingestas diarias recomendadas.
La industria alimentaria responde con una oferta amplia de las mal llamadas nuevas “leches vegetales” y con bebidas de contenido reducido en grasas. Todas ellas saludables, pero con una composición muy diferente a la leche animal por lo que no pueden ser consideradas sustitutos de la leche.
Las leguminosas, presentes en muchas bebidas vegetales, pueden contener fitatos que disminuyen la biodisponibilidad del calcio de forma que no satisfacen las necesidades nutricionales de calcio ni de vitamina D.
Que el calcio sea biodisponible y pueda cubrir nuestras necesidades diarias significa que pueda ser absorbido en el intestino y utilizado. Su absorción depende de la cantidad, de la forma química, de la presencia de otros elementos como la lactosa, ciertos aminoácidos, de la edad del individuo, la vitamina C, de ciertas hormonas y de la actividad física regular.
En la siguiente tabla podemos observar como la composición de la leche favorece la absorción de sus nutrientes con una biodisponibilidad superior a la de otros alimentos, también, ricos en calcio.
Fuentes dietéticas de calcio, proporción absorbible por ración de alimento y raciones equivalentes que aportan la cantidad de calcio absorbido de una ración de leche:
Aunque últimamente el consumo de leche animal esté demonizado, la evidencia científica constata que su ingesta y la ingesta de sus productos derivados, en las diferentes etapas de la vida, pueden ayudarnos a prevenir enfermedades crónicas como las cardiovasculares, el síndrome metabólico, el cáncer de colon o vejiga y la diabetes de tipo 2; combinándolo con el ejercicio físico y el mantenimiento de un estilo de vida saludable.
Sílvia Pellicer Bertrand
L. Ciencias económicas y empresariales (UAB)
Especialización en Nutrición y Alimentación en Patologías de Gran Prevalencia (UOC)
Máster Universitario en Nutrición y Salud (UOC)
Miembro correspondiente con nº AEND03407 de la Academia Española de Nutrición y Dietética
Comentarios recientes
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Buenos dias , para un diabetico tipo 2 que indice glucémico es adecuado tener a las 2 h. de una comida equilibrada ?