¿Cómo es tu microbiota intestinal?

La microbiota intestinal está compuesta por cerca de 200 gramos de peso y más de 100 billones de microorganismos de entre 500 y 1000 especies distintas.

El documento científico “Procedimientos en Microbiología Clínica. Recomendaciones de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica”, nos aporta información muy interesante sobre los tipos de bacterias y otros microorganismos que viven en el intestino.

Aprendemos que la colonización microbiana del intestino comienza antes del nacimiento, en el útero, y es a partir de la edad de 2 y 3 años -con la introducción de la alimentación sólida- que conseguimos una microbiota intestinal madura que se podrá mantener más o menos estable.

La diversidad y el equilibrio entre las especies marcarán que nuestra microbiota sea más o menos saludable.

Sabemos que la composición de la microbiota es única y que algunos factores (sobre los que podemos actuar) pueden hacerla variar para mantener un equilibrio beneficioso.

Factores que pueden modificar nuestra microbiota.

Podemos actuar para mejorar la microbiota intestinal:

-Según tipos de alimentación del bebé: leche materna, fórmulas infantiles y la introducción de alimentos sólidos.

-Según ciertos medicamentos: antibióticos, antiácidos, antidiabéticos...

-Hábitos alimenticios: incluir prebióticos y probióticos (productos lácteos fermentados como el yogur y el kéfir) en la dieta diaria.

-Estilo de vida (entorno y ejercicio físico).

-Control del peso.

Asimismo, la dieta y la medicación pueden influir en su composición.

 

Factores que no pueden modificar nuestra microbiota.

No podemos actuar sobre:

-La genética.

-Componentes anatómicos.

-Edad gestacional (parto prematuro, parto a tiempo).

-Cómo nació el bebé. (parto vaginal o cesárea).

-Edad.

¿Sabemos cuál es su composición y cantidad?

¿Sabemos qué variedad denota una microbiota sana?

Poder resolver estas preguntas con una evidencia contrastada es la clave para disminuir la probabilidad de sufrir ciertas patologías como “la obesidad, la diabetes tipo 2, las enfermedades inflamatorias del intestino y las alergias. Y últimamente, también se han relacionado otras patologías del sistema nervioso central como autismo, ansiedad, depresión y dependencia alcohólica”.

Nuestra microbiota intestinal está formada por “las bacterias de los filo Bacteroidetes ( 25%) y Firmicutes ( 60%) que son los mayoritarios. En menor proporción se detectan Proteobacteria, Verrucomicrobia, Fusobacteria, Cianobacterio, Actinobacteria y Spirochaetes, las arqueas, los hongos, los protozoos, los virus y otros microorganismos”.

Entre Firmicutes y Bacteroidetes se constituye, aproximadamente, el 90% de la población microbiana y su relación (Firmicutes/Bacteroidetes) es un parámetro que permite evaluar el equilibrio de la microbiota intestinal.

Ciertos estudios (el investigador Jeffrey Gordon y otros, experimentaron con ratones y seres humanos) han concluido que las personas obesas y/o con diabetes tipo 2, tienen el ratio alterado con un nº más elevado de Firmicutes, en comparación con personas sanas. 

 

¿Qué son los enterotipos?

Podemos clasificar la microbiota en tres tipos de enterotipos, grupos diferentes de combinaciones de bacterias, estados de equilibrio o simbiosis que están en evolución continua según algunos factores ya mencionados. 

Cabe destacar tres tipos:

Enterotipo 1. Donde predominan los Bacteroides (20-30%). Dietas grasas y con mucha proteína. En caso de incrementar los Firmicutes se relaciona con la obesidad.

Enterotipo 2. Alto en Prevotella (10-15%)i Desulfovibrio. Relacionado con las dietas vegetarianas y asociadas al consumo de hidratos de carbono, con un consumo de fibra superior a la media.

Enterotipo 3. Alto en Ruminococcus y Akkermansia. Permite degradar la celulosa presente en los tejidos vegetales. Es el más común.

¡No solo la dieta determina la grasa corporal…!

Para demostrar la influencia de la composición de la microbiota intestinal en la regulación del peso corporal. “Los Investigadores realizaron experimentos en los que se trasplantaron flora intestinal de ratones obesos a ratones delgados. Después de 2 semanas, los ratones que recibieron microbiota de ratones obesos fueron capaces de extraer más calorías de los alimentos y también mostraron un aumento significativo de grasa respecto a los ratones que recibieron microbiota de ratones delgados”.

Así, la extracción de calorías puede deberse a la composición de nuestra microbiota y de este modo, el experimento con ratones alimentados con la misma dieta rica en polisacáridos y realizando la misma actividad física, concluye con un incremento de la grasa corporal debido a la diferente composición de la microbiota.

“La manipulación de la microbiota intestinal podría ser una importante estrategia terapéutica para regular el equilibrio de energía (calorías) en personas obesas, diabéticas o con diagnóstico de síndrome metabólico”.

Sílvia Pellicer Bertrand

L. Ciencias económicas y empresariales (UAB)

Especialización en Nutrición y Alimentación en Patologías de Gran Prevalencia (UOC)

Máster Universitario en Nutrición y Salud (UOC)

Miembro correspondiente con nº AEND03407 de la Academia Española de Nutrición y Dietética

Salud a mordiscos y tan fácil...

Sílvia Pellicer